Nueva regulación de ciberseguridad en Brasil: desafíos y oportunidades para los operadores de telecomunicaciones
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Nueva regulación de ciberseguridad en Brasil: desafíos y oportunidades para los operadores de telecomunicaciones

En tiempos de distanciamiento social y restricciones de movilidad, es Internet y la tecnología los que están ayudando a moverse y asegurar la supervivencia de muchas empresas en todo el mundo. Pero lo que puede ser una oportunidad para algunos, representa nuevos desafíos para otros. Por ejemplo: para los operadores de telecomunicaciones, la era digital y de la hiperconexión ha marcado la aceleración de una verdadera ruptura de paradigma.

Después de todo, conectar personas y empresas ya no es suficiente. Ahora, es necesario ofrecer una experiencia completa en todos los sentidos, lo que también incluye nuevas demandas en materia de seguridad de la información.

Esto significa que la ciberseguridad se ha convertido en un tema aún más amplio y complejo en la agenda de los operadores, con un cambio de nivel. En lugar de pensar solo en estrategias que puedan proteger sus operaciones, estas empresas ahora necesitan pensar, igualmente, en formas de optimizar también la protección de los clientes. Esta realidad requiere la adopción de una serie de cambios, con servicios ampliados.

Estamos viviendo un momento de cambio para los operadores de telecomunicaciones, y no solo por los impactos que genera la difusión del COVID-19. Existe una carrera por la protección de datos y tenemos que confiar en eso.

Los cambios ocurren debido a la Ley General de Protección de Datos de Brasil (Lei Geral de Proteção de Dados, LGPD en portugués), que obligó a las empresas de todos los sectores, incluidas las telecomunicaciones, a crear sus políticas de protección de datos personales. Luego, debido a la nueva determinación de la Agencia Nacional de Telecomunicaciones de Brasil (Anatel), que decidió anticipar y lanzar, a principios de este año, su propio Reglamento de Ciberseguridad aplicado al sector de las telecomunicaciones.

Operado por un grupo técnico, con estatus de superintendencia, el reglamento se aplica a los operadores y proveedores de equipos de seguridad que integran este intenso ecosistema. En términos prácticos, esto significa que tendremos nuevas reglas para monitorear y garantizar los niveles de calidad en la prestación de los servicios de telecomunicaciones, evitando filtraciones de datos o eventos que expongan a personas o empresas.

Inmediatamente, es posible que muchos proveedores vean estas iniciativas y reglas como una amenaza o un factor de complicación. Sin embargo, los invito a verlo como una oportunidad para mostrar la calidad de sus soluciones. En tiempos de alta competencia, colocar a los consumidores en el centro de las actividades es imperativo, y ofrecer soluciones de alto nivel, con actualizaciones que ayuden a mantener más seguras las redes de nuestros clientes, es sin duda un requisito que todos tenemos la función de cumplir, y con es la oportunidad de destacar.

Hoy, y más que nunca, el consumidor es el centro de atención. Por esta razón, ofrecer servicios que brinden la mejor experiencia de usuario ya no puede verse solo como un diferenciador. Por el contrario, garantizar el máximo rendimiento es una cuestión vital para mantener la competitividad en el mercado. Y eso, efectivamente, debe incluir seguridad.

Los desafíos son grandes, pero la buena noticia es que incluso el escenario dinámico al que nos enfrentamos no nos ha quitado el aliento al desarrollo y mejora de nuevas soluciones. Las amenazas, ya sean epidémicas, reglamentarias o de marketing, deben transformarse en aprendizaje y servir como catalizador de nuevas oportunidades.

Para los operadores de telecomunicaciones, el escenario también trae estas oportunidades y desafíos, incluida una nueva responsabilidad: definir con quién harán sus futuras alianzas. ¿El compromiso con los estándares regulatorios dictará la regla de este mercado? Esa parece ser la única forma. Y la forma en que los operadores de telecomunicaciones se diferenciarán en el mercado incluirá esta madurez en el área de la ciberseguridad.

La pandemia nos hizo sentir aprensivos y colocó la protección (física y virtual) como un factor inherente a nuestras decisiones. Nadie aceptará comprar un servicio que descuide la ciberseguridad. Por lo tanto, ofrecer noticias y proteger a los clientes está en el centro de las expectativas de los consumidores de hoy. Sin mencionar, por supuesto, la posibilidad de mitigar problemas, evitar castigos y reforzar la credibilidad de sus propias organizaciones ante el mercado. La ciberseguridad se convertirá en algo cada vez más fundamental para tener buenas y seguras experiencias digitales.

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