Ari Montoya, director comercial del Grupo Binário, nos dice que, para alcanzar los objetivos de conectividad global, la industria de telecomunicaciones brasileña debe invertir fuertemente en tecnologías innovadoras.
En los últimos tres años, la industria de las telecomunicaciones ha jugado un papel fundamental como aliado tecnológico que ha permitido los rápidos y drásticos cambios a nuevos modelos de trabajo y consumo provocados por la pandemia del COVID-19.
El mundo empresarial y la sociedad ya estaban pasando por una digitalización acelerada. Requirió inversiones y rápidas respuestas de los operadores para atender las demandas de conectividad avanzada y asegurar la continuidad del escenario de ‘todo remoto’, preservando un número incalculable de puestos de trabajo y evitando el impacto de una posible convulsión social.
En Brasil, un país de dimensiones continentales, siempre hemos experimentado el problema de cómo llevar las comunicaciones a lugares remotos y de difícil acceso y unir a las comunidades menos privilegiadas.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) lanzó recientemente sus nuevos objetivos de conectividad universal. Afirman que para 2030 todas las personas mayores de 15 años deben tener acceso a Internet y un teléfono celular, todas las escuelas y hogares deben estar conectados y las velocidades de banda ancha deben ser de al menos 10 Mbps.
El ecosistema de telecomunicaciones brasileño deberá hacer un esfuerzo para invertir en tecnologías innovadoras y adherirse a las nuevas políticas públicas que están en discusión sobre cómo atender las áreas remotas, la periferia y la población vulnerable para cumplir con estos ambiciosos objetivos globales.
La innovación entonces está presente y el 5G surge como una opción para responder a algunas de las principales demandas de la sociedad, ayudar a enfrentar y superar el desafío de reducir la inclusión social y alinearse con los objetivos de la UIT.
Se estima que 40 millones de brasileños actualmente carecen de servicio de acceso a Internet. En tanto, en Estados Unidos, según la consultora BroadbandTrends, a principios de 2021 el número de suscriptores de banda ancha alcanza los 135,5 millones, con 26,5 millones de suscriptores de servicios residenciales de fibra óptica (FTTH), 87,4 millones de suscriptores de banda ancha por cable y más de 360 millones de 5G. suscripciones previstas en América del Norte para 2026.
5G impulsa la modernización y el crecimiento de la agroindustria
Estos datos confirman el tamaño de una brecha digital existente en Brasil que debe disminuir para mantener un crecimiento sostenible.
5G es una tecnología habilitadora de cambios esenciales para promover el desarrollo de los principales sectores de la economía como la agroindustria porque, a pesar de su importancia en la economía, se estima que Internet aún no está presente en más del 70% de las fincas.
5G puede beneficiar a las áreas rurales porque las características avanzadas de esta tecnología, con velocidades de transferencia de datos más altas, latencia más baja y capacidad para hasta un millón de dispositivos conectados, permitirán que muchos electrodomésticos, máquinas y drones operen a través de conexiones de Internet de las Cosas (IoT). .
Esta revolución creará puestos de trabajo, nuevos métodos de trabajo y especializaciones, aumentando la eficiencia de esta industria y ayudando a reducir la desigualdad social existente en las comunidades rurales.
De hecho, el despliegue de 5G en el país es una de las principales prioridades de los operadores debido a las oportunidades comerciales y al importante crecimiento que generará la tecnología, especialmente para los ISP. Estas empresas deberían utilizar las redes centrales para llegar y llevar Internet a las regiones menos favorecidas.
Este cambio positivo en el sector exigirá la expansión y modernización de las infraestructuras de red existentes y el despliegue de nuevas redes para dar cabida a 5G.
Abrirá un abanico de oportunidades para las empresas especializadas en integración de TI y prestación de servicios, una consecuente generación de empleos, así como una mejora en la calidad de vida de las regiones donde operan, contribuyendo a reducir las desigualdades sociales en el país.
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