Miguel Sanhueza, Académico, Departamento de Electricidad, Facultad de Ingeniería, Universidad Tecnológica Metropolitana, UTEM, dice que lograr una Internet totalmente segura puede ser un objetivo utópico, pero a través de la educación, la concientización y la responsabilidad colectiva se puede construir un espacio digital más resiliente y protegido.
La noción de una Internet completamente segura es, en muchos aspectos, una utopía inalcanzable.
Aunque anhelamos un espacio digital libre de amenazas, la realidad nos enfrenta a la complejidad inherente a la sociedad digital contemporánea.
Este desafío, similar a la reflexión de Tomás Moro en su obra Utopía, nos invita a reconocer la inevitabilidad de ciertos riesgos.
En los últimos tiempos, varias instituciones, con especial énfasis en la Comunidad Europea, han dedicado importantes recursos a promover la seguridad en Internet.
La rápida adopción de la Inteligencia Artificial, la inmersión en el metaverso y la exploración de mundos virtuales han ampliado la superficie de exposición a amenazas potenciales, en el contexto de la Transformación Digital actual.
A pesar de los desafíos, todavía hay personas comprometidas –con un verdadero espíritu digital quijotesco– que buscan derrotar a los gigantes imaginarios de la ciberinseguridad a través de la educación.
La esperanza está en construir una cultura que abrace el lema Juntos por una mejor Internet, en honor al Día Internacional por una Internet más segura que se conmemora cada 6 de febrero.
Esta seguridad en Internet no es responsabilidad exclusiva de los expertos, sino una tarea colectiva que la sociedad debe abrazar.
Es esencial transmitir recomendaciones adecuadas, especialmente a quienes inician su andadura en la web.
Se debe cultivar la conciencia de los riesgos asociados a la navegación digital desde los primeros pasos en línea.
Espacio digital más resiliente
Numerosas recomendaciones pueden fortalecer la seguridad de la red, desde proteger las contraseñas hasta utilizar el software adecuado.
Sin embargo, estas medidas son insignificantes si no van acompañadas de una actitud consciente y cuidadosa a la hora de navegar por la inmensidad del ciberespacio.
Este enfoque refleja la lección aprendida en la infancia, donde la comprensión empírica de los peligros era fundamental.
La seguridad digital es un compromiso diario: la fortaleza de la cadena depende de cada uno de sus eslabones.
No sólo debemos salvaguardar nuestra propia información, sino que también debemos trabajar juntos para proteger a quienes nos rodean.
El impacto de una amenaza digital va más allá de la víctima directa, alcanzando a gran parte de su entorno.
Lograr una Internet totalmente segura puede ser un objetivo utópico, pero a través de la educación, la concientización y la responsabilidad colectiva podemos construir un espacio digital más resiliente y protegido.
La seguridad en Internet no es sólo un requisito de algunos, sino una necesidad colectiva que define la integridad de nuestra sociedad digital.
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